El compromiso de la industria atunera mexicana con la sustentabilidad de la pesquería y la alimentación

El 16 de octubre ha sido proclamado el Día Mundial de la Alimentación por la Organización de la Naciones Unidas para la Agricultura y Alimentación, mejor conocida como FAO (por sus siglas en inglés). Dicha agencia de la ONU ha lanzado una invitación a nivel global para impulsar acciones inmediatas que nos permitan lograr una alimentación sana para un mundo sin hambre, al mismo tiempo que cuidamos de los ecosistemas a nivel global.

Uno de los temas impulsados por la FAO gira en torno al consumo de pescados y mariscos por su alto contenido de proteínas, vitaminas y minerales que, a su vez, sean capturados de manera sostenible o que cuenten con algún tipo de certificación. Tal es el caso del atún mexicano.

Las buenas prácticas de manejo son cruciales para asegurar la sustentabilidad de las especies marinas. En el caso del atún mexicano, existen buenas prácticas que tienen como objetivo mejorar las maniobras de captura de la especie, que buscan optimizar la selectividad de pesca atunera y dar lugar al ejercicio de una pesca responsable que minimice el impacto de esta actividad sobre el ecosistema marino y se pueda llevar a cabo, por tanto, de manera sostenible. Por ejemplo, el uso de redes de pesca con material no enmallante reduce este impacto sobre las especies no objetivo, en especial delfines, tortugas y tiburones.

Es importante recordar que de las siete especies de atún que pudieran ser capturadas en México, dos de las especies que pesca la industria mexicana cuentan con una certificación internacional por parte del Marine Stewardship Council (MSC) Estas son el atún aleta amarilla y el barrilete.

En el mismo sentido y gracias a las buenas prácticas, uno de los galardones con los que se ha acreditado a la flota atunera en México es la medalla «Margarita Lizárraga», mérito que obtienen los atuneros por el Acuerdo Sobre el Programa Internacional para la Conservación de los Delfines (APICD), de la cual forman parte.

El reconocimiento es resultado de la aplicación del Código de Conducta para la Pesca Responsable de la FAO, el cual es respetado por la industria mexicana que captura atún y que ha dado como resultado la reducción casi en su totalidad de la muerte incidental de delfines.

Esta medalla es un reconocimiento al esfuerzo que ha dedicado la industria atunera nacional desde 1986, año de inicio del programa de observadores a bordo que monitorean prácticas de pesca dirigidos a la protección de los delfines y otras especies marinas. Estos observadores, son independientes y certifican y comprueban las prácticas pesqueras sustentables sean acordes con los estándares más rigurosos a nivel internacional.

Asimismo, es muy importante propiciar la recuperación del atún y mantener la continuidad de la actividad pesquera. Por este motivo, en el 2018, la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (Sader) estableció una veda para la pesca de esta especie en aguas nacionales del Océano Pacífico y en zona de regulación de la Comisión Interamericana del Atún Tropical (CIAT) que abarca un periodo diferente cada año.

Actualmente la industria mexicana del atún busca mantenerse a la vanguardia en prácticas y códigos de conducta para llevar a cabo una pesca responsable y sustentable. Por esta razón, la flota atunera mexicana actúa para cumplir con las leyes y normas de pesca responsable más exigentes a nivel nacional e internacional, con el firme compromiso de contribuir a la conservación del medio ambiente y de continuar ofreciendo alimento nutritivo para todos los mexicanos.