Evaluación Pesquera Participativa: hacia la recuperación de la Almeja Chocolata en Sinaloa

Para los Sinaloenses, hablar de la almeja chocolata es hablar de uno de los platillos más icónicos de la gastronomía regional. Ya sea por su sabor inconfundible, por su curiosa coloración o por su relación inextricable con las comunidades costeras, esta almeja es pieza central en cualquier degustación de mariscos en Sinaloa. Desafortunadamente, es justamente su condición de “infaltable” lo que ha llevado a sus poblaciones al borde de la extinción en algunos lugares, y a las comunidades que dependen de ella, a buscar alternativas para seguir viviendo del mar. ¿Se imaginan ir a lugares como Mazatlán o la propia Bahía de Altata y no poder comer unas deliciosas almejas?

Para evitar esa situación, EDF de México en conjunto con diversas comunidades pesqueras, la Secretaría de Pesca de Sinaloa, autoridades federales, instituciones académicas, Del Pacífico Seafoods y otras organizaciones de la sociedad civil, hemos unido esfuerzos para, por primera vez, realizar una evaluación de las poblaciones de almeja chocolata en el Sistema Lagunar Altata-Ensenada del Pabellón, poder cuantificar su nivel de deterioro, así como determinar las mejores estrategias para su recuperación y explotación sostenible.

A través de una serie de talleres participativos, las cooperativas pesqueras del Sistema Lagunar fueron convocadas para, en primer lugar, identificar todos los bancos de pesca, no solo de la almeja chocolata sino de todos los bivalvos comerciales de la zona. En segundo, establecer con ellos la logística de muestreo de las más de 25 mil hectáreas que componen el Sistema Lagunar. De igual forma, se identificaron áreas en las cuales no se pesca actualmente pero que también deben ser muestreadas pues son parte del hábitat natural de las especies y nos ayudan a entender mejor su dinámica poblacional.

Una vez concluida esa etapa se dividió el área de muestreo en tres zonas que responden a la dinámica pesquera y de abundancia de las diferentes especies y se procedió al muestreo, en donde los mismos pescadores han estado participando como buzos; después de todo, nadie mejor que ellos para capturar de manera eficiente los organismos dentro del transecto señalado.

Hasta la fecha, se han realizado 308 transectos en 49 bancos de pesca, se han identificado 39 especies de bivalvos (algunas de las cuales no estaban registradas como especies comerciales), se han colectado cerca de cuatro mil datos biométricos y realizado 300 muestras de gónadas para análisis de reproducción y fecundidad de la almeja chocolata que ayudarán a entender mejor su capacidad de recuperación y que servirán para establecer, entre otras cosas, los periodos de veda y tallas mínimas de captura para esta y otras especies en la región. Una vez finalizado el proceso de muestreo se realizarán talleres en las comunidades para analizar, en conjunto con el sector pesquero, los resultados de los análisis e incorporar su retroalimentación en el proceso de diseño de las estrategias de recuperación y captura que deberán ser implementadas de cara al futuro. 

Como resultado de esta colaboración entre diferentes actores de la pesca se espera:

  • Mayor compromiso del sector pesquero en las acciones de recuperación de la almeja chocolata
  • Mejorar las actuales cuotas de captura para las especies que así lo permitan
  • Establecer periodos de veda
  • Avanzar hacia una Norma Oficial Mexicana para la captura de la almeja chocolata fundamentada en datos de las poblaciones locales
  • Sentar las bases biológicas para comenzar un proceso de ordenamiento pesquero que reconozca el derecho de los pescadores tradicionales sin menoscabar la salud de las especies y los ecosistemas

Este 2022, la ONU declaró el Año Internacional de la Pesca y Acuicultura Artesanales. En este contexto, EDF de México subraya la importancia del trabajo colaborativo y del compromiso, no sólo de la comunidad, sino de todos los actores de las pesquerías para enfrentar los numerosos retos que enfrenta este sector. La almeja chocolata en la Bahía de Altata no sólo es un icono de la gastronomía sinaloense, sino también una guía que nos muestra el camino hacia el aprovechamiento sostenible de nuestros mares.