La pesca como elemento transformador del sistema alimentario en México

¿Cómo podemos garantizar la alimentación de nuestras familias y comunidades ante las amenazas crecientes del cambio climático? Entre 2015 y 2018, un proyecto de colaboración interinstitucional liderado por investigadores del Centro de Investigaciones Biológicos del Noroeste (CIBNOR),  se dio a la tarea de responder esta pregunta, empleando dos recursos comúnmente pasados por alto y subutilizados: los comedores escolares y la pesca.

En tres años de análisis, el proyecto encontró niveles alentadores de aceptación de la introducción de pescado, específicamente Merluza, en las dietas de los escolares, con una aceptación del 82,7% entre los infantes de preescolar y el 76,3% en la primaria.[1] Tales resultados proporcionan una visión esperanzadora de los impactos potenciales que una mayor incorporación y enfoque puesto en las pesquerías como fuente de alimentos puede tener, especialmente en el alcance nacional. Invertir en la pesca sostenible puede resolver las brechas nutricionales de los escolares en todo el país, e incluso, dentro de las comunidades rurales más vulnerables.

A medida que los desafíos de los efectos adversos del cambio climático, la inflación económica y la actual pandemia de COVID-19, entre otras preocupaciones, siguen obstaculizando la disponibilidad y accesibilidad de los alimentos, se está volviendo cada vez más crucial que las respuestas innovadoras que aborden la creciente crisis alimentaria. Una de esas soluciones puede ser revisar el papel y la contribución actuales del sector pesquero mexicano y comprender mejor su potencial para transformar los sistemas alimentarios locales y nacionales.

¿Qué es un sistema alimentario?

Si bien la idea de “el sistema alimentario” no es necesariamente nueva, el concepto en sí es a menudo difícil de definir. La mayoría de los grupos, incluyendo la Organización Panamericana de la Salud (OPS) y la Organización Mundial de la Salud (OMS), definen típicamente el sistema alimentario como una suma de partes: una red interconectada de actores y sus actividades a lo largo de toda la cadena de suministro de alimentos, así como dentro de otros sectores intersectados.

Tales actividades varían en función del abastecimiento, la producción, la agregación, el procesamiento, la distribución, el consumo y la eliminación de los productos alimenticios, así como por los factores sociales, políticos, económicos, ambientales, sanitarios y culturales que influyen en las formas en que los alimentos pueden percibirse o hacerse accesibles al hogar promedio. En otras palabras, el sistema alimentario es altamente complejo, al mismo tiempo que es una faceta invisible pero indispensable de nuestra vida diaria.

Por otro lado, actualmente existen preocupaciones sobre la sostenibilidad, la equidad e inclusión de nuestro sistema alimentario actual, especialmente en términos de acceso y disponibilidad de alimentos. En la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición de 2018-2019, se encontró que el 55,5% de hogares mexicanos experimentaron algún nivel de inseguridad alimentaria. Para 2021 este número sólo ha aumentado, con un 60,8% de los hogares que ahora experimentan algún nivel de inseguridad alimentaria, incluido un aumento del 17,4% en los hogares que experimentan la forma más grave de inseguridad alimentaria desde 2018. Gran parte de esto se puede atribuir a las perturbaciones causadas por la pandemia de COVID-19, incluidos sus efectos sobre el estancamiento económico y la asequibilidad de los alimentos.

A medida que seguimos avanzando en la construcción de una sociedad post-pandémica, es fundamental que se aborden adecuadamente esas necesidades. Una tendencia que está surgiendo dentro de la población mexicana es el creciente interés en los alimentos de origen marino, como puede deducirse del aumento en el consumo de pescado de 8,9 kg a 13,6 kg per cápita entre 2017 y 2019. Esto apunta a una posible percepción positiva por parte de la población de la expansión de la pesca dentro de los sistemas alimentarios locales y nacionales. Aun así, todavía existen barreras significativas que obstaculizan el crecimiento y desarrollo del sector pesquero mexicano, sobre todo el que realiza la pesca artesanal.

Los mayores desafíos que enfrenta la pesca en México y lo que se puede hacer

Uno de los principales desafíos que continúa impidiendo este crecimiento es la falta de acción gubernamental, inversión y apoyo para este sector. Si bien no siempre ha sido así, la falta de priorización de la administración actual para aliviar preocupaciones como las lagunas en la regulación, la lucha contra la pesca ilegal, ninguna declaración y no reglamentada (INDNR) y la trazabilidad del origen del pescado sólo han permitido la perpetuación de poca o ninguna gestión y rendición de cuentas a lo largo de toda la cadena de suministro de la pesca.

Junto con la degradación pasada de y/o la falta histórica de vínculos eficaces, incluso a lo largo de la cadena de suministro de la pesca en términos de asociaciones y comunicación entre los sectores, esta falta de supervisión ha conducido a un empeoramiento de la salud ambiental y ecológica y puede contribuir a una continua deshabilitación de las mujeres y otras minorías. Con el empeoramiento del cambio climático que conduce al aumento del nivel del mar, las temperaturas, la frecuencia de eventos meteorológicos impredecibles, así como la migración del volumen de los peces a través de las fronteras nacionales, la necesidad de una mayor comunicación y negociaciones entre las naciones es más urgente que nunca.

Afortunadamente, contamos con una gran cantidad de información dentro del creciente cuerpo de literatura sobre investigación pesquera que ofrece recomendaciones y pasos para abordar los principales desafíos de la inacción gubernamental, la falta de vínculos y la vulnerabilidad climática dentro de las pesquerías. En general, existe una necesidad significativa de reexaminar estructuralmente las políticas gubernamentales, una mayor inversión, transparencia y comunicación dentro y a través de múltiples agencias y sectores más allá de la pesca, así como el establecimiento de compromisos para la colaboración con la pesca en pequeña escala al interior del país y con las naciones extranjeras en su conjunto.

De esta manera, gran parte de este trabajo requiere la acción de una posición nacional e internacional, además de la participación activa de los pescadores y de los empleados en el sector pesquero. Por ejemplo, si bien se necesita continuamente un esfuerzo concertado dentro de las agencias y oficinas gubernamentales, incluyendo la reestructuración de la educación, el financiamiento y las políticas para centrar mejor el desarrollo de la pesca como estrategia central, también se puede hacer mucho dentro de las propias comunidades costeras.

El desarrollo o fortalecimiento de la comunicación y la colaboración entre las cooperativas pesqueras puede extenderse a formas más expansivas de ayuda y apoyo mutuos, como por ejemplo mediante el establecimiento de estructuras de gobernanza participativa, así como vías hacia certificaciones y capacitación para desarrollar perspicacia empresarial para mejorar la comerciabilidad y rentabilidad de la pesca en general.

También es necesario mirar hacia el sector privado y las industrias para aliviar las lagunas en términos de apoyo financiero e innovaciones para mejorar la eficiencia y eficacia generales de la pesca. Esto puede incluir la participación de las empresas tecnológicas para que inviertan en el desarrollo de nuevas formas de tecnología y herramientas para los pescadores, especialmente la pesca artesanal, potencialmente lanzando una nueva era de “pesca y acuicultura digital”, similar al sector ya desarrollado de la agricultura digital.

Por supuesto, para asegurar la sostenibilidad a largo plazo de estos cambios, es necesario trabajar con académicos y periodistas para incorporar estos cambios en la cultura popular, y construir colectivamente nuevas actitudes y perspectivas hacia el papel de la pesca como un componente esencial de nuestro sistema alimentario.

Asimismo, la sociedad civil organizada tiene una gran oportunidad para aplicar la investigación existente sobre los esfuerzos de incidencia e informar las decisiones políticas, mientras que simultáneamente desarrolla proyectos e iniciativas de campo en el sitio junto con las comunidades costeras y los propios pescadores, apoyando así la transformación de pesquerías más sostenibles y resistentes desde ambos extremos de la cadena de suministro típica.

Además, el enfoque y la misión de muchas ONGs y OSCs al abordar y apoyar directamente los intereses de la comunidad a menudo permite más flexibilidad en la toma de decisiones y por lo tanto puede girar más fácilmente hacia la creación de capacidad de las pesquerías locales y las comunidades costeras. Por ejemplo, dar prioridad a la educación de los jóvenes e incluso al empleo, así como ampliar para incluir un enfoque renovado en el espíritu empresarial y las aptitudes empresariales para los pescadores y comerciantes, esto puede permitir en última instancia el establecimiento de redes comerciales dirigidas por los agricultores y otras formas de gobernanza participativa, de este modo, se posibilita y fomenta una cultura de intercomunicación, colaboración y apoyo en todo el sector pesquero.

Esta flexibilidad también posiciona a las OSC para apoyar los esfuerzos encaminados a promover la resiliencia climática de este sector. Específicamente, al asumir la capacidad de realizar evaluaciones de impacto ambiental independientes y auditorías del sector en general, combinadas con la comunicación entre organizaciones similares en términos de datos y mediciones tomadas, esto puede permitir que las organizaciones resuelvan lagunas en la aplicación de la normativa. 

Puntos clave

Es una buena noticia que ya existan  organizaciones internacionales y locales, incluyendo EDF, Oceana, Comunidad y Biodiversidad (COBI), Niparajá en BCS y el Consejo Mexicano de Promoción de los Productos Pesqueros y Acuícolas (COMEPESCA) entre muchas otras, que están promoviendo activamente la investigación, la evaluación y desarrollo de proyectos para abordar algunas de las necesidades más apremiantes dentro de las pesquerías de México hoy.

Al aumentar el apoyo y la creación de capacidad en el sector pesquero, existe un potencial significativo para mejorar la sostenibilidad general, la inclusión y la equidad del sistema alimentario. Por ejemplo, mejorar y establecer estructuras de gobernanza participativa como el co-manejo y el co-financiamiento dentro de las pesquerías no sólo apoyará la viabilidad económica de las pesquerías, sino que también puede tener impactos en la restauración de la salud ecológica y al mismo tiempo garantizará una mayor equidad de género.

La expansión de los alimentos locales también ayudará a diversificar las dietas de muchas poblaciones aquejadas de inseguridad alimentaria, especialmente para hacer frente a las principales deficiencias de micronutrientes que surgen de la dieta convencional basada en alimentos ultraprocesados.

Sin embargo, a fin de asegurar que se logren esos objetivos, existe una necesidad innegable de una amplia comunicación y colaboración dentro y entre la cadena de suministro de la pesca y las organizaciones externas. Desde la óptica del sistema alimentario holístico, mejorar la integración de la pesca en los sistemas alimentarios locales y nacionales requiere en última instancia cambios estructurales y los cambios estructurales sólo pueden lograrse mediante la participación activa y de todos los actores.

Por lo tanto, identificar quiénes son los actores clave y reconocer el papel que estos actores deben desempeñar es esencial, especialmente si hemos de desarrollar colectivamente una nueva cultura y una nueva forma de ver la pesca, al tiempo que se garantiza que los grupos que han sido más marginados históricamente sean escuchados y empoderados.

Así como la colaboración entre CIBNOR, INAPESCA, SEDIF-BCS y CONAFE, que reunió los conocimientos y las habilidades de múltiples instituciones e individuos, las plataformas para compartir el conocimiento y el trabajo en red también son indispensables para realinear las metas y hacer progresos tangibles hacia su consecución. De esta manera, el 29 de septiembre, el próximo foro sobre pesca y sistemas alimentarios en México Del Mar a la Mesa, en colaboración con EDF, Tinker Foundation y Ethos Laboratorio de Políticas Públicas, presenta una oportunidad única de reunir a los actores y actores de todo el sistema alimentario para abordar la importancia que la pesca y la acuicultura mexicanas presentan en términos de impulsar cambios sustanciales y actuar como un catalizador del cambio hacia sistemas alimentarios resilientes, sostenibles y justos, así como cementando su importancia en la alimentación y la nutrición de todas las personas en México.

 

[1] Comunicación personal con la Dra. Verónica Morales y el Dr. César Salinas, líderes del proyecto “Aseguramiento alimentario en México. Contribución de la proteína de origen marino al mejoramiento de la dieta del mexicano” (CIBNOR, CONACITY, DIF, CONAFE) en entrevista por videoconferencia (7 y 12 de julio de 2022).