Introducción
El cambio climático plantea grandes retos globales y estos son particularmente apremiantes para comunidades como las agrícolas y pesqueras, quienes dependen directamente de los recursos naturales para garantizar su alimentación o actividades económicas. Ambos tipos de comunidades comparten riesgos, mientras se esfuerzan por adaptarse a las variaciones climáticas, garantizar la seguridad alimentaria y el sustento económico de millones de personas. En este contexto, resulta estratégico promover la colaboración y el intercambio de conocimientos, para fortalecer la resiliencia de estas comunidades ante el cambio climático y, con ello, de los sistemas alimentarios.
Antecedentes del proyecto
Entre 2021 y 2023, EDF de México y Ethos Innovación en Políticas Públicas implementaron el proyecto “Estrategias de Resiliencia para Pesquerías Mexicanas frente al Cambio Climático”. En el proyecto, se desarrolló la Guía metodológica para construir resiliencia ante el cambio climático en comunidades pesqueras, con la que se capacitó a agentes de cambio en Sinaloa y Yucatán para promover la resiliencia comunitaria en sus comunidades. Como parte del proyecto, también se realizaron intercambios de experiencias en Quintana Roo y Sinaloa entre las y los agentes de cambio de comunidades de los sectores pesquero y agrícola. El objetivo de estos fue generar un espacio en el que ambas comunidades pudieran compartir cómo les afecta el cambio climático y las estrategias que utilizan para ser más resilientes ante este.
Retos compartidos
En las comunidades pesqueras, los impactos del cambio climático se hacen evidentes por alteraciones en las condiciones de los océanos y los mares, aumentos en la temperatura del agua, cambios en los patrones de circulación oceánica, acidificación y disminución de los hábitats costeros (como manglares y arrecifes de coral). En las comunidades agrícolas, la sequía y los eventos lluviosos extremos generan importantes pérdidas de cosecha; los suelos de cultivo se ven afectados por la erosión y degradación, lo que reduce su capacidad para retener agua, nutrientes y sostener cultivos saludables; también les afecta el aumento de plagas y enfermedades, y, de manera general, cambios en los patrones de cultivo.
Estas comunidades son altamente vulnerables al cambio climático y son impactadas por la degradación de sus ecosistemas, la variabilidad en la disponibilidad del agua y eventos climáticos extremos (tormentas o huracanes) que llevan a situaciones de migración forzada y desplazamiento. Estos fenómenos afectan directamente los medios de vida de sus habitantes y reducen la disponibilidad de recursos económicos o de autoconsumo, además de tener un impacto directo en la salud de las localidades.
Para reducir la vulnerabilidad de estas comunidades es necesario desarrollar estrategias que fortalezcan su resiliencia y les permitan: 1. prever y responder de la mejor forma a los cambios; 2. minimizar los impactos negativos; y 3. recuperarse y aprovechar las nuevas oportunidades. Esta no es una tarea sencilla, por ello resulta valioso compartir experiencias con personas que padecen problemáticas similares y reflexionar en conjunto sobre cómo enfrentarlas en sus distintos contextos.
Aprendizajes del intercambio
Durante el Intercambio de experiencias de resiliencia ante el cambio climático entre comunidades agrícolas y comunidades pesqueras, se compartieron las acciones que cada comunidad impulsa para enfrentar de manera organizada y efectiva los desafíos que se plantean.
“En el intercambio nos dimos cuenta de las necesidades que tenemos en la comunidad y que pensábamos que no teníamos. No estamos organizados completamente, no tenemos kits de emergencias ante ciclones o huracanes, tuvimos la oportunidad de capacitarnos en temas de resiliencia e impacto de cambio climático”
Celia Acosta, Bahía de Altata, Sinaloa.
En el marco de las conversaciones generadas durante los encuentros en Sinaloa y Quintana Roo, se abordaron los siguientes temas:
- Desarrollo organizacional y buenas prácticas para asegurar la sostenibilidad de las iniciativas y la representación incluyente de las y los miembros de sus comunidades.
- Equidad de género y el papel de las mujeres como promotoras de cambios importantes y de la resiliencia comunitaria.
- Acceso a mercados sostenibles y diversificación de actividades productivas para aumentar las fuentes de ingresos mientras se mantienen estándares de sostenibilidad.
- Monitoreo comunitario de recursos para una gestión sostenible de sus territorios e identificación más precisa del impacto del cambio climático en estos.
- Planeación de la gestión de riesgos, donde resalta el rol de las cooperativas pesqueras y redes de producción agrícola como implementadoras de las estrategias de adaptación y mitigación.
“En este intercambio he notado que la región de Sinaloa ha implementado estrategias de igualdad de género, se han esforzado por reconocer el papel de las mujeres y en nuestra comunidad podemos reforzar esto. Los temas del monitoreo de recursos, también pueden implementarse, nos daría buenos resultados para conocer tiempos de siembra y resultados de las plantaciones”.
Don Santos Ek Camaal, José María Morelos, Quintana Roo.
En este espacio las personas participantes reconocieron el valor de promover redes de colaboración entre comunidades para fomentar la resiliencia local y generar sistemas alimentarios justos y sostenibles. Además, se identificaron áreas de oportunidad para el fortalecimiento de cada uno de sus proyectos a partir de experiencias de otros sectores.
Conclusión
Aunque los impactos reales del cambio climático en los próximos años aún son inciertos, los efectos que ya estamos viviendo nos demuestran lo catastrófico que pueden llegar a ser en un futuro no muy lejano. Ante esta situación inminente, es urgente seguir impulsando el desarrollo de capacidades de resiliencia comunitaria, particularmente en las localidades en mayor situación de vulnerabilidad como las pequeñas comunidades pesqueras y agrícolas.
Esta es una misión compleja, pero a partir de esta experiencia hemos podido corroborar que la colaboración entre diversos actores y sectores es crucial para fortalecer y acelerar el fortalecimiento de la resiliencia en estas comunidades. Los intercambios de experiencias van forjando procesos de aprendizaje colaborativo en los que las personas adquieren conocimientos, fortalecen su capacidad de adaptación e innovación, y construyen redes de colaboración para enfrentar juntos los desafíos presentes y futuros.