En las primeras horas del 25 de octubre de 2023, el huracán Otis tocó tierra muy cerca de Acapulco, México, con vientos máximos de 265 km por hora, causando estragos en las comunidades que encontró a su paso. Normalmente, la población habría tenido la oportunidad de prepararse, pero justo el día anterior, el consenso de los modelos pronosticaba que Otis seguiría siendo una tormenta tropical. A las pocas horas de estas predicciones, Otis estalló en una tormenta de categoría 5, la clasificación más intensa. Cuando el cielo finalmente se despejó, los daños materiales ascendían a 16 mil millones de dólares, y al menos 53 personas habían perdido la vida.
La tormenta también dejó otras preguntas a su paso. ¿Por qué Otis cobró tantas vidas humanas? Otis tocó tierra en una zona densamente poblada, y esas comunidades tuvieron escasas horas para prepararse. ¿Por qué se equivocaron tanto los modelos de predicción meteorológica? Es difícil precisar las razones exactas, pero una cosa sí es segura: los modelos son tan buenos como los datos que se les proporcionan.
En este caso, los meteorólogos y sus modelos trabajaban con datos limitados a medida que Otis se acercaba a la costa mexicana. Las temperaturas del océano -no sólo en la superficie, sino la de hasta 100 metros de profundidad- son cruciales para comprender cuánta energía un huracán. Sin embargo, en octubre pasado, los modelos de previsión carecían de datos clave para las costas de Acapulco.
El paradigma actual
La realidad es que la falta de datos de este tipo es la norma en casi todas las costas alrededor del mundo. Gran parte de los datos de observación oceánica proceden de plataformas como los flotadores Argo, que navegan a la deriva entre la superficie del océano y las profundidades medias, así como de satélites de detección remota. Pero estas técnicas tienen limitaciones: los flotadores Argo sólo funcionan en los mares más profundos, y los satélites sólo detectan lo que ocurre en la superficie del océano. Las alternativas que pueden recoger datos oceánicos más cerca de la costa son costosas y difíciles de escalar, lo que, al final, deja grandes «desiertos de datos» en los mares costeros del mundo.
Estos desiertos de datos tienen consecuencias, no sólo para la protección de vidas humanas cuando se acercan las tormentas, sino, también, para los esfuerzos de conservación de los ecosistemas marinos y para mitigar los efectos de las olas de calor marinas y las floraciones de algas nocivas. La ausencia de datos también frena el crecimiento de la economía azul sostenible y limita el potencial del océano para convertirse en un aliado en la mitigación del cambio climático. Mientras nos esforzamos por comprender mejor al océano y cómo se entrelazan las actividades humanas, el cambio climático ya provoca impactos que se dejan sentir a diario y con una amplitud cada vez mayor. Si bien los países con más recursos carecen de datos sobre sus aguas costeras,los países en desarrollo -que son los más afectados por el cambio climático- se enfrentan a lagunas de datos aún mayores.
Un nuevo paradigma
Las embarcaciones pesqueras que operan en aguas costeras ofrecen una enorme oportunidad para cambiar por completo el paradigma actual en torno a la observación de los océanos. Los mayores desiertos de datos oceánicos se localizan en profundidades inferiores a los mil metros, que son, curiosamente, las zonas donde se desarrollan la mayoría de las actividades humanas y donde existe una mayor demanda de datos para alimentar estas actividades. Así pues, buscar alianzas con las y los pescadores para recoger datos oceánicos mediante sensores de bajo costo, podría reducir drásticamente la dificultad y costo del almacenamiento de datos oceánicos, extendiendo las capacidades de observación a más zonas del océano.
Más de 2 millones de embarcaciones adecuadas para la recolección de datos ya operan en las aguas costeras, empleando artes de pesca que van y vienen desde las profundidades a la superficie, lo que ofrece una interesante oportunidad para perfilar la columna de agua. La enorme cantidad de datos que podrían recopilarse en colaboración con las personas que se dedican a la pesca podría iluminar los mares costeros, catalizando los esfuerzos por comprender y gestionar los ecosistemas marinos e impulsar la economía azul. Y lo que es más importante: las comunidades pesqueras, la parte más antigua de la economía azul, representan una pieza clave de la solución.
De hecho, existen proyectos pioneros en Estados Unidos, Italia, Portugal, Ghana, Australia, Nueva Zelanda y Japón, que ya están involucrando a los pescadores en la observación de los océanos mediante sensores instalados en sus artes de pesca. Sin embargo, por sí solas estas inspiradoras colaboraciones locales no pueden aportar beneficios a la escala y el ritmo necesarios para hacer frente a las repercusiones regionales y mundiales del cambio climático.
Una solución global
Aquí es donde entra en juego la Red de Observación de los Océanos desde Embarcaciones Pesqueras (FVON por sus siglas en inglés). La FVON comenzó en 2022 como el único esfuerzo mundial para recopilar datos oceánicos utilizando barcos pesqueros y sus aparejos, y ha sido designada oficialmente como una acción del Decenio de las Naciones Unidas para las Ciencias Oceánicas. Actualmente, la FVON está formada por 12 profesionales, científicos y académicos comprometidos de proyectos pioneros, de Environmental Defense Fund y Ocean Data Network, con el objetivo de marcar el comienzo de este nuevo paradigma de observación de los océanos.
La misión de la FVON, descrita en un reciente artículo de la revista Frontiers in Marine Science, es impulsar la observación de los océanos desde embarcaciones pesqueras a escala mundial maximizando el valor de los datos, estableciendo buenas prácticas en torno al almacenamiento y gestión de datos y facilitando la adopción de las observaciones desde las embarcaciones. La FVON también apoya el desarrollo de dos nuevas redes de observación desde barcos pesqueros en Ghana y las Bahamas, y nuestro objetivo es ayudar a establecer muchas más nuevas redes , especialmente en zonas donde estos datos pueden ayudar a evitar tragedias como la devastación de Acapulco.
Aunque todavía queda mucho camino por recorrer, estamos comprometidos con la visión de que los esfuerzos de colaboración entre pescadores, científicos y gobiernos pueden liberar el inmenso potencial que tienen las embarcaciones pesqueras para llenar lagunas de datos clave y marcar el comienzo de una nueva era de observación de los océanos. Esto puede contribuir a mejorar la seguridad, los medios de subsistencia y el bienestar de las comunidades costeras, así como a mejorar los sistemas con la información que estos datos pueden brindar casi en tiempo real a los meteorólogos y científicos del clima.
Si quieres donar para la recontrucción tras Otis, estas organizaciones han sido clave en la crisis climática y humanitaria, y siguen recibiendo donaciones: