Aunque por su impresionante capacidad reproductiva podría parecer que la curvina no desaparecerá nunca, es importante considerar que es una especie genéticamente vulnerable y el manejo pesquero es clave. Desafortunadamente, hay un alarmante crecimiento de la pesca irregular en la región, así como el uso generalizado de redes con luz de malla inferior a la recomendada por el INAPESCA. A esto se suma el cambio climático que, aunque para algunos pareciera algo lejano y que solo les sucederá a otros, la realidad es que sus efectos son y serán aún más severos y sin duda impactarán no solo a la curvina sino al conjunto de especies, ciclos, procesos, distribución y, en general, a la forma de pescar alrededor del mundo. El compromiso de las comunidades pesqueras es clave para enfrentar estos retos.